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This articles reviews briefly the history of cattle ranching in Latin America, highlighting the strong cultural influence exerted by the colonial powers. The environmental impacts of livestock productions systems are described emphasizing the effects on the pattern of land use, and on soil and water resources. Recent data are presented derived from research done by CIPAV in Quindío department (Colombia) on the impacts of intensive grazing of dairy cattle on the soil and water resources. A series of alternatives is reviewed which could reduce the environmental damage, and which could be the basis for a more sustainable dairying system. The proposed strategy focuses on watershed management (reforestation, protection of the sources of water, and control of polluting discharges) and transformation of single species pastures into silvopastoril systems.
The possibility of articulating these changes with the generation of environmental services (Carbon capture, biodiversity and water quality) is being tested through a regional pilot project involving Costa Rica, Colombia and Nicaragua.
Este artículo contiene una breve reseña histórica sobre las actividades ganaderas en América Latina evidenciando la fuerte tradición cultural de esta actividad a partir de los conquistadores, luego describe los principales impactos ambientales de la ganadería en la actualidad con énfasis en los efectos sobre la ocupación del territorio, los suelos y el agua.
Se presentan datos recientes de investigaciones realizadas por el Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria (CIPAV) en el departamento del Quindío (Colombia) sobre los impactos de la ganadería de pastoreo intensivo para leche sobre el suelo y el agua. Los datos sobre este último recurso son inéditos. Se revisan una serie de alternativas para reducir los daños ocasionados e iniciar una nueva era de ganadería basada en principios de sostenibilidad que incluye una activa gestión en las microcuencas (revegetalización, protección de nacimientos, reducción de vertimientos contaminantes) y la transformación de los pastizales homogéneos en sistemas silvopastoriles.
Finalmente se discute sobre la posibilidad de
articular estos cambios con la generación de servicios
ambientales (Captura de Carbono, Biodiversidad y Calidad de Agua)
que tendrá como prueba un proyecto piloto regional en Costa
Rica, Colombia y Nicaragua que inició actividades el presente
año.
En épocas prehispánicas en algunos
territorios de la cordillera de los andes en Bolivia, Perú y
Ecuador se logró la domesticación de especies animales
como la llama Lama glama, la alpaca Lama pacos y el
cuy o curí Cavia porcellus (Patiño 1970,
Pinzón 1984). No hay evidencia que esto sucediera en
territorio colombiano a excepción del sur de Nariño hasta
donde llegó la influencia del imperio INCA.
A diferencia de América, en España y Portugal hace
cinco siglos la ganadería tenía gran importancia
económica y política para la sociedad ibérica.
Estaba adaptada a condiciones de permanente movilidad debido a las
guerras que durante varios siglos tuvieron lugar en toda la
península contra los moros y era consideraba como una de las
más desarrolladas de Europa en esa época (Patiño 1970). Los animales domésticos que hoy ocupan la mayor
proporción de las poblaciones pecuarias de América
llegaron en las naves de los españoles desde el segundo viaje
de Cristóbal Colón hace cinco siglos a las islas del
Caribe y de ahí fueron trasladadas al continente a través
de las distintas expediciones de conquista (Pinzón 1984).
Los conquistadores ibéricos, vinieron
acompañados a América por los equinos y perros mastines,
animales destinados al combate que serían definitivos para la
victoria militar sobre las grandes civilizaciones azteca e inca y
las demás culturas y pueblos indígenas. Pero también
con ellos llegaron otros animales utilizados para el transporte
como asnos y mulas, la alimentación y el vestido como los
bovinos, ovinos, caprinos y porcinos (Bennett y Hoffmann
1992).
La ganadería se inició en América
aprovechando los ecosistemas de sabanas naturales presentes en
varias regiones del Caribe, la Orinoquia y la Pampa argentina.
Poco a poco avanzaría acompañando los desmontes de los
bosques de los ecosistemas secos y húmedos así como las
laderas de las montañas y los altiplanos. Los animales
ibéricos con el paso del tiempo se fueron adaptando a las
nuevas condiciones y varios núcleos se transformaron en razas
regionales llamadas criollas por los expertos.
La importación de animales de razas europeas
como Shorthorn, Aberdeen Angus, Holstein, Charolais y
Normando más especializadas hacia la producción de
leche o carne solo se daría en la época republicana a
finales del siglo XIX e inicios del XX. Más importante para la
transformación de millones de hectáreas fue, la
difusión de gramíneas africanas como el puntero
(Hyparrhenia rufa), gordura o yaraguá (Melinis
minutiflora) y Guinea (Panicum maximum) por su agresividad,
tolerancia al fuego y la capacidad de producir semillas de
fácil multiplicación en grandes cantidades. El uso del
fuego se aplicó como estrategia de manejo para repeler la
sucesión vegetal y también como herramienta de
transformación de bosques nativos (Parsons 1972).
Las zonas bajas con climas extremos bien por largas
sequías, altas temperaturas o exceso de lluvias fueron
barreras para los bovinos europeos hasta la introducción de
las razas cebuinas en el siglo XIX en Brasil y en el primer
tercio del siglo XX en Colombia. En las regiones
semidesérticas naturales y en expansión por efectos
antrópicos, los pobladores mestizos han contado con las cabras
y los burros como principal actividad productiva. Las zonas
inundables de las grandes cuencas hidrográficas invadidas por
gramíneas agresivas y poco consumidas por los bovinos dejaron
de ser una barrera natural para la ganadería con la
introducción del búfalo de río asiático en el
siglo pasado.
En las regiones de alta montaña y altiplanos
donde el clima más moderado permite la crianza y
reproducción de las razas europeas especializadas, la
importación desde las montañas africanas del pasto kikuyo
(Pennisetum clandestinum) alrededor de 1920 (Parsons 1972) marcó un momento definitivo para el inicio de la
producción de leche destinada al creciente mercado
urbano.
La ganadería basada en pastoreo ha realizado el
mayor cambio en los paisajes rurales hasta llegar a una escala
continental y debe reconocerse como un proceso de enormes
repercusiones ambientales y sociales (Bennett y Hoffmann 1992).
El término ganadería bovina incluye una
variedad de sistemas productivos manejados por distintos grupos
sociales, situados en distintos biomas terrestres y por lo tanto
enmarcados en diferentes regímenes climáticos, tipos de
suelos y formaciones vegetales (Murgueitio y Calle
1998).
La ganadería se practica muchas veces en sitios
inapropiados lo que promueve la degradación ambiental, como en
la Amazonia donde ya un 35% de las pasturas están abandonadas
ante el fracaso económico y los suelos improductivos (Da Silva et al
1996). En América Central las pasturas se
degradan en una alta proporción (> 40%) y son dominadas por
especies nativas de baja calidad y productividad, con cargas
animales inferiores a 0,7 UA ha-1 (Szott et al
2000). Un fenómeno similar ocurre en grandes áreas de
Suramérica. La degradación de pasturas está asociada
con baja eficiencia de producción, pérdida de
biodiversidad y emisiones de gases de calentamiento global
(Veldkamp 1993; Kaimowitz 1996).
Una investigación reciente evidenció las tendencias históricas del poblamiento de Colombia y su relación con la transformación de los ecosistemas naturales en cinco períodos desde antes de la conquista española hasta nuestros días. Se encontró una estrecha relación entre la baja densidad de la población rural con la alta transformación de los ecosistemas con presencia de pastizales. Este patrón es más marcado en zonas bajas, menos de 1000 metros sobre el nivel del mar, que en la región andina y se manifiesta a una tasa más rápida en los períodos 1920-1970 y 1970-1990 donde la presencia de pastos en las nuevas áreas es de 94,1 y 97,2%, respectivamente (Etter y Wynaagarden 2000).
Como en muchas regiones del continente americano, la ganadería en Colombia sigue siendo un símbolo de poder económico y político y de apropiación legal del territorio. También para muchos es un negocio de largo plazo caracterizado por un menor riesgo que la agricultura y otras actividades rurales. La acumulación de todo tipo de capitales a lo largo de la historia se invierte con frecuencia en ganadería (Murgueitio y Calle 1999). Los sistemas de pastoreo que ocupan la mayor parte de la frontera agropecuaria son desarrollados por una diversidad de actores sociales y tienden a expandirse en todos los biomas de las cinco regiones biogeográficas del país (Murgueitio 1999). Las cifras del uso del suelo en los últimos años evidencian la misma tendencia de ampliación de pasturas. Así entre el año 1987 y 1999 el área utilizada para la ganadería se incrementó en un 208% y supera ya en 214% el potencial de uso por aptitud de suelos que es de 19,2 millones de hectáreas. En contraste en el mismo período la agricultura solo llegó al 30,9% de su potencial de aptitud. (Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural 2001).
En Colombia los sistemas ganaderos de pastoreo son ampliamente
dominados por la especie bovina con alrededor de 26´088.000
cabezas, seguidos por ovinos con 2´540.000 millones, equinos
2´450.000 ejemplares, 963.000 caprinos, 760.000 asnos y
586.000 mulares (FAO 1996). También existe una pequeña
pero creciente población de búfalos de río.
En la región andina colombiana las actividades
ganaderas ocupan todo tipo de terrenos y predios de tamaños
que varían desde 1 ó 2 ha hasta más de 500
ha y son realizadas por empresarios agropecuarios de sistemas mixtos o
exclusivamente ganaderos pero también por campesinos,
indígenas y colonos. Los sistemas de producción ganadera
tienden a ser de lechería en las zonas de altiplanos y
altitudes entre 2000 y 3000 msnm; de doble propósito (carne y
leche) en los climas medios (1000 a 2000 msnm) y páramos
(>3500 msnm); de cría para carne en las zonas más
bajas (500 a 1000 msnm) y hay sistemas menores para engorde (ceba),
búfalos, ganado de lidia, ovinos y caprinos (Murgueitio
2002).
Después de la región Caribe, los Andes
son la zona de
mayor población de ganado bovino. El total de reses de todas
las edades para la región llega a 6´690.101 que
representan el 31% del total nacional (Ministerio de Agricultura
y Desarrollo Rural 2000), pero la cifra debe ser mayor porque las
estadísticas oficiales incluyen al departamento de Antioquia
en la región norte (Caribe) y existe una importante
población ganadera en este departamento que se ubica en los
andes centrales y occidentales.
En la transformación de los ecosistemas
naturales existe una conexión directa e indirecta entre la
ganadería y la tala y quema de bosques. La magnitud con que
este proceso se ha realizado en América Latina condujo en las
décadas pasadas al señalamiento internacional de la
ganadería como una gran amenaza ecológica del bosque
tropical (Kaimowitz 1996). El impacto ambiental de estos
sistemas fluctúa entre el desgaste absoluto e irreversible de
los suelos hasta la restauración parcial de ecosistemas
degradados. Pero también en las actividades pecuarias de pastoreo se
generan otros impactos ambientales negativos como la erosión y
compactación del suelo; la uniformidad genética al
privilegiarse el monocultivo de gramíneas mediante quemas
estacionales y eliminación de la sucesión vegetal por
medios químicos (herbicidas) o físicos; la
desecación de humedales; la construcción de vías de
penetración; la demanda creciente de madera para cercos,
corrales de manejo y camiones ganaderos; la contaminación del
agua y el suelo por fertilizantes sintéticos y plaguicidas,
así como las emisiones de gases producidas por la quema de
combustibles en el transporte terrestre y fluvial de animales vivos
o sus productos (Murgueitio 1999).
Otros impactos agregados se generan en las industrias y
agroindustrias que procesan carne, leche y pieles bien por
vertimientos puntuales a las aguas y emisiones al aire o por el
uso masivo de empaques no biodegradables (plásticos,
polietilenos, mezclas de aluminio y plástico) para todos los
insumos y productos (drogas, fertilizantes, suplementos, leche,
queso) que se arrojan después de su uso y solo en el mejor de
los casos terminan en los rellenos sanitarios de las grandes
ciudades.
Los impactos ambientales son diferentes según el sistema
ganadero empleado. Lamentablemente existen muy pocas
investigaciones destinadas a aclarar estas diferencias. Este
vacío de conocimiento fue señalado como una de las
dificultades mayores para asumir el reto de iniciar los procesos de
reconversión ambiental y social que requiere la ganadería
en general (Murgueitio 1999). En la Tabla 1 se
resumen los principales
impactos de la Cadena Láctea en Colombia en sus cuatro etapas:
Se subraya la falta de información cuantitativa que permita precisar la magnitud de los impactos. Es de esperarse que este reto sea asumido por los primeros acuerdos de producción limpia entre el sector y las autoridades ambientales como en el caso de Antioquia o por actividades pioneras de los mismos productores como en el caso del Valle del Cauca.
Tabla 1.
Principales impactos ambientales de la Cadena Láctea en Colombia (Fuente:
Murgueitio 1999) |
||||
Impactos | Producción | Transporte | Procesamiento | Consumo |
A Compactación de suelos
agrícolas |
*** |
* |
s |
s |
D Actividad biológica |
* |
* |
s |
s |
A Erosión en terracetas (pata
de vaca) |
*** |
s |
s |
s |
A Remociones masales y
deslizamientos |
** |
** |
s |
s |
D Regulación hídrica en
microcuencas |
** |
s |
s |
s |
A Desecación de humedales |
* |
* |
s |
s |
A Pérdida y contaminación de
nacimientos de agua |
** |
* |
* |
s |
A Contaminación química de
ríos |
* |
* |
*** |
* |
A Contaminación orgánica de
ríos |
* |
* |
*** |
* |
A Contaminación y
sedimentación de humedades |
** |
** |
** |
* |
D Conservación de ecosistemas
naturales |
* |
* |
* |
s |
D Diversidad Biológica de
Agroecosistemas (Paisajes rurales) |
** |
* |
s |
s |
D Conservación de especies de
flora y de fauna nativas |
** |
** |
s |
s |
A Demanda de recursos
maderables nativos |
** |
* |
* |
s |
A Contaminación química de
alimentos |
*** |
s |
** |
s |
A Residuos de antibióticos y
otras drogas |
*** |
s |
* |
s |
A Residuos sólidos no
biodegradables |
* |
* |
*** |
*** |
A Emisiones de gases de
invernadero y lluvia ácida (CO2, CH4, NO2,
SO2) |
* |
*** |
** |
* |
A Malos olores |
s |
* |
** |
* |
Nota: Atributos
cualitativos solo como aproximación a la magnitud de cada fenómeno ante la
ausencia de estudios cuantitativos. A Aumentando; D Decreciendo Grado de impacto: s sin impacto o sin información*reducido **importante ***grave |
La erosión es probablemente el tipo de degradación
más común en el mundo. La magnitud de este fenómeno
es alta, particularmente en Asia, Africa y Suramérica con
promedios entre 30 a 40 toneladas de suelo ha-1año-1. Las cifras anteriores se
pueden comparar con valores promedios de los procesos de
formación del suelo que acercan a una tonelada ha-1año-1 (FAO 1996).
En Colombia los procesos erosivos con mayor incidencia
están asociados a la erosión hídrica superficial que
viene afectando un 79% equivalente a 90'392. 661 ha del territorio
nacional, seguidos en menor proporción por la remoción en
masa cuyo porcentaje llega a un 14,9 % equivalente a 16'533.355 ha
(IDEAM, citado por Madr 2001).
En el caso de los potreros, la compactación resultante del
tránsito de los animales afecta en forma negativa el flujo del
agua a través del perfil y la estabilidad estructural,
procesos que causan erosión superficial y remociones masales
(Rivera 2001) conocidos en el lenguaje común como
deslizamientos, derrumbes o avalanchas. Estas son causadas o
agravadas por obras de ingeniería donde se destacan las
vías de orden menor destinadas a la recolección
permanente de leche fresca, las que generalmente están mal
trazadas y con manejos inadecuados de las aguas de
escorrentía.
Un buen ejemplo de los errores en el manejo del suelo debido de
la intensificación de la ganadería lechera, también
de carne, se ha llevado a cabo en el departamento del Quindío
(Colombia). En esta región en los últimos años a
partir de la crisis del sector cafetero, debido a la
disminución de los precios internacionales del grano, existe
un proceso de transformación de los sistemas cafeteros hacia
ganadería de pastoreo intensivo caracterizado por una alta
carga animal, fertilización química y rotación con
cerca eléctrica, aprovechando la excelente distribución
de lluvias a lo largo del año. Se calcula que entre 1992 y
1996 se eliminaron 14,000 ha de cafetales pasando la mayoría a
sistemas ganaderos (Sadeghian 1998).
Por solicitud de la autoridad ambiental regional, la
Corporación Autónoma Regional del Quindío Crq, la
Fundación Cipav llevó a cabo una serie de investigaciones
sobre el estado de los suelos en doce agroecosistemas, cuatro de la
unidad de paisaje de Montaña y ocho en la unidad de
Piedemonte. En esta última los sistemas estudiados
fueron rodales de Guadua (Guadua angustifolia) y bosques
nativos, cafetales tecnificados, cafetales tradicionales,
ganaderías intensivas para la producción de leche,
ganaderías intensivas para la producción de carne,
ganaderías extensivas para cría, cultivos transitorios de
yuca (Manihot sculenta), sorgo
(Sorghum vulgare) y
maíz (Zea maiz) y cultivos de
cítricos.
Se tuvieron en cuenta las dos principales unidades de
suelos de la región, ubicadas en su mayoría entre 1100 y
1600 msnm. Se evaluaron las características físicas,
químicas y biológicas de los suelos en estos sistemas,
con variables como la actividad microbiana medida en forma
indirecta por la respiración (CO2), el número
y la diversidad de organismos (morfoespecies) denominados como meso
y macrorganismos del suelo, los contenidos de arenas, limos y
arcillas; la densidad aparente, densidad real, porosidad total,
distribución del tamaño de los agregados, estabilidad de
los agregados, conductividad hidráulica, humedad
gravimétrica, pH, Capacidad de Intercambio Catiónico
(CIC) y los contenidos de la materia orgánica, fósforo
(P), calcio (Ca), magnesio (Mg), potasio (K), aluminio (Al), hierro
(Fe), cobre (Cu), manganeso (Mn), zinc (Zn) y boro (B) (Sadeghian et al 2001).
Los guaduales y bosques nativos tomados como
patrón de comparación exhibieron mejores
características que los demás sistemas de uso. Los
cafetales tradicionales se asemejaron en mayor grado a los sistemas
anteriores y presentaron los promedios más elevados en el
número de organismos, tamaño de los agregados, CIC y los
contenidos de Cu y B. En los sistemas ganaderos intensivos de leche
y carne, el pisoteo de animales durante 2 a 3 años produjo una
compactación similar a la ocasionada por la ganadería
extensiva con un tiempo de uso mayor de 15 años (Sadeghian 1998). En las
Tablas 2 y 3 se resumen las principales diferencias
de las características biológicas, físicas y
químicas de los suelos utilizados en los tres tipos de
ganadería (extensivas, intensivas de carne e intensivas de
leche) comparados con el control de bosques de guadua que
presentó las mejores condiciones del suelo. En todos los
sistemas ganaderos se nota un efecto de impacto sobre las variables
analizadas físicas (densidad aparente, porosidad total,
distribución de agregados, estabilidad de agregados,
conductividad hidráulica, arenas, resistencia a la
penetración), químicas (pH, materia orgánica, C, N,
P; K, Ca, Mg, Al, CIC, Cu, Zn, Bo) y biológicas (número y
diversidad de macro y meso-organismos del suelo, actividad
microbiana - CO2).
Se concluyó que el efecto de mayor importancia
se genera en la transformación de los agroecosistemas
cafeteros hacia sistemas de ganadería de alta carga animal y
alta fertilización química porque el impacto sobre el
suelo en cuatro años es equivalente al presentado en un
período de tiempo 5 veces mayor en sistemas ganaderos
tradicionales (Sadeghian et al 1998, 2001). También se
demostró que en los ambientes poco intervenidos se presenta
una menor degradación y se ha propiciado el mejoramiento de
este recurso.
En los sistemas ganaderos de modalidad intensiva de producción de leche (también en sistemas de engorde de novillos en altas cargas) se encontró una reducción en la diversidad de especies vegetales y la fauna del suelo. Los incrementos en el grado de la compactación por pisoteo de animales son considerables. Este fenómeno reduce significativamente el flujo del agua en el suelo y el volumen de los espacios ocupados anteriormente por poros con aire y agua y se comprueba con la diferencia en los datos (Tabla 2) para variables como materia orgánica (MO), densidad aparente (DA), porosidad total (POR), conductividad hidráulica (CON), resistencia a la penetración de 0 a 10 cm y de 10 a 20 cm (R10 y R20 respectivamente). Las variables químicas presentaron menos diferencias frente al control de guaduales (Tabla 3).
Tabla 2.
Principales variables
biológicas y físicas de suelos utilizados en sistemas |
|||||||||
|
AM |
NO |
DO |
MO |
DA |
POR |
CON |
R10 |
R20 |
mg/g |
No |
No. |
% |
g/cc |
% |
cm/h |
kg/cm2 |
||
Guadua |
270 a |
37ab |
7,0 a |
11,2a
|
0,69e
|
70a |
51a |
1,3d |
1,4d
|
Café con sombrío |
208b |
47 a |
6,5 a |
9,5 ab |
0,82 d |
67 b |
31 b |
1,2 d |
1,8 c |
Ganadería Extensiva |
190 bc |
10 b |
2,8 d
|
7,8 bc
|
1,00 bc |
59 cd |
18 c |
2,6 b
|
3,4 a
|
Ganadería Leche |
174 bc |
18 ab |
3,4 cd
|
8,0 bc |
1,05 abc |
58 cd |
8 c |
2,7 b |
3,0 a |
Ganadería Ceba |
193 bc |
26 ab |
3,9 cd
|
7,4 cd |
1,09 ab |
56 d |
8 c |
3,3 a |
3,4 a |
abcde Valores en cada
columna sin letra en comun difieren a P<0.05 Actividad microbiana-CO2 (AM), Número y diversidad de meso y macro organismos (NO y DO respectivamente), materia orgánica (MO), densidad aparente (DA), porosidad total (POR), conductividad hidráulica (CON), resistencia a la penetración de 0 a 10 cm y de 10 a 20 cm (R10 y R20 respectivamente). |
Tabla 3. Principales variables químicas de suelos utilizados en sistemas ganaderos en el piedemonte del Quindío (Adaptado de Sadeghian et al 2001) | |||||||
|
pH |
Ca |
Mg |
K |
Al |
CIC |
P |
Guadua |
5,6 ab |
6,5 a |
1,8 b |
0,6b |
0,17 ab |
17,9 ab |
26 ab |
Café con sombrío |
5,4 ab |
6,0 ab |
1,3 b |
0,5d |
0,28 ab |
18,2 ab |
48 ab |
Ganadería extensiva |
5,6 ab |
4,0 c |
1,2 b |
0,6cd |
0,07 b |
15,2 c |
18 b |
Ganadería leche |
5,7 a |
4,8 abc |
1,4 b |
0,8ab |
0,08 b |
15,8 c |
34 ab |
Ganadería ceba |
5,6 ab |
4,5 bc |
1,3 b |
0,9a |
0,11 b |
15,5 c |
47 ab |
abcd Valores en cada
columna sin letra en comun difieren a P<0.05 CIC Capacidad de intercambio catiónico |
En muchas fincas ganaderas en los terrenos en pendientes es
común observar la erosión en terracetas tipo pata de
vaca y son frecuentes ya los movimientos en masa y las
cárcavas. El déficit de bosques o modelos equivalentes
(agroforestería, silvopastoreo) en el Piedemonte del
Quindío puede llegar a 20.000 ha.
Los resultados obtenidos en este estudio sirvieron
como criterios básicos para la reglamentación del uso y
manejo del suelo en municipios del departamento del Quindío,
Colombia. En la actualidad se avanza en un proceso de
concertación entre los productores y la autoridad ambiental
para concretar una reglamentación específica para
sistemas ganaderos que disminuya los impactos negativos
identificados (CIPAV 2001).
El agua es absolutamente imprescindible para la vida y las actividades humanas. Colombia es un país reconocido por la abundancia de sus recursos hídricos y por la gran diversidad biológica que alberga. Posee 2´680.000 hectáreas de lagos, lagunas, embalses, ciénagas y pantanos, 24.237 km de ríos y 742.000 microcuencas (IDEAM 1998). En la región andina se originan los principales ríos del territorio nacional que surten las zonas productivas y los ecosistemas de las cuencas del Magdalena, Cauca, Atrato, Catatumbo, Orinoco y Amazonas; las últimas tres de tipo internacional. Es la región con mayor población humana con 77,9 habitantes km2 frente a 28,8 del resto de Colombia y la densidad rural de 21,2 habitantes km2 versus 8,4 del resto del país (Etter y Wynaagarden 2000).
Cerca del 80% de las cabeceras municipales del país se
abastecen de cursos de agua de quebradas y pequeños ríos.
La pérdida de la cobertura vegetal boscosa trae asociada
cambios severos en la regulación hídrica y la
erosión. Esta es especialmente acelerada en la región
andina, dada su geomorfología y los rangos de
precipitación que tienden a ser elevados. Se ha afectado la
cantidad y calidad de los recursos hídricos porque la
deforestación y las actividades agrícolas y
domésticas reducen la regulación de los caudales,
aceleran la erosión y generan contaminación de las aguas
(IDEAM 1998).
Aunque mucho se habla del impacto de la ganadería sobre el agua, existen pocas investigaciones realizadas en el país que para el tipo de estudio y escala logren que los productores tomen conciencia y permita la toma de decisiones acertadas que favorezcan el manejo de las microcuencas en razón a que estas son la unidad básica de acción y gestión en la región andina donde se concentra la mayor producción de leche. El uso del suelo de cada microcuenca puede influir positiva o negativamente sobre las corrientes de agua que la drenan. Por estas razones, la relación ganadería - manejo de la microcuenca será un tema de la mayor prioridad en la gestión ambiental del futuro inmediato.
Los impactos pueden notarse a diferentes niveles como la calidad físico-química del agua, la estabilidad del cauce y los organismos acuáticos que viven allí. Todos estos parámetros se relacionan entre sí, y en la medida que se afectan por el uso del suelo, pueden ser empleados para determinar los efectos que este último causa sobre el recurso hídrico (Chará 2002). Por ejemplo, la falta de cobertura vegetal nativa y el libre acceso de los animales a los cursos de agua corriente, generan mayores sedimentos (sólidos disueltos en el agua) y sobre con el aporte de excretas incrementan en gran medida los coliformes fecales, afectando la calidad del recurso hídrico (Chará 2002).
Como reacción al cambio drástico de cafetales a
ganaderías de pastoreo intensivo y el impacto ambiental de las
mismas, la Fundación CIPAV en convenio con la Corporación
Autónoma Regional del Quindío (Crq) en la actualidad
está realizando un trabajo científico sobre la calidad
del agua y los hábitats de microcuencas en la misma
región que se transformó de cafetales a ganadería
intensiva en la última década. Se está evaluando en
forma comparativa doce microcuencas donde predominan tres
coberturas vegetales relacionadas con usos del suelo en fincas
particulares: bosques y vegetación sucesional avanzada,
cafetales sin sombrío y pastizales ganaderos de rotación
intensiva con mínima arborización (Chará 2002).
En cada tratamiento se evalúan los siguientes parámetros:
Los primeros resultados muestran claras diferencias sobre los impactos negativos de la forma como se realiza la ganadería intensiva sea para producción de carne o leche. La Tabla 4 presenta los valores promedio de los parámetros físico-químicos y bacteriológicos donde se observan mayores diferencias.
Tabla 4.
Análisis fisicoquímicos y bacteriológicos de las microcuencas afectadas
por la ganadería en el departamento del Quindío (Colombia). |
|||
Parámetro |
Microcuenca |
Microcuenca
con vegetación de pastos |
Probabilidad |
pH |
6,16 (± 0,49) |
6,25 (±0,41) |
0,61 |
Alcalinidad, mg/litro |
43,1 (±27,12) |
64,5 (±38,97) |
0,14 |
Turbiedad, NTU |
5,10 (±2,73) |
40,2 (±66,23) |
0,11 |
Conductividad, ws/cm |
124 (±70,25) |
126 (±76,23) |
0,96 |
OD, mg/litro
|
5,22 (± 2,07) |
5,41 (±2,26) |
0,82 |
DBO5, mg/litro |
5,20 (±0,63) |
11,5 (±18,38) |
0,29 |
N-NH3, mg/litro |
0,15 (±0,29) |
0,09 (±0,20) |
0,47 |
P-PO4, mg/litro |
0,10 (±0,00) |
0,26 (±0,26) |
0,22 |
ST, mg/litro |
146 (±53,76) |
200 (±131,66) |
0,22 |
SDT mg/litro |
126 (±45,63) |
133 (±56,58) |
0,71 |
SST, mg/litro |
20,5 (±16,42) |
60,2 (±108,10) |
0,26 |
Coliformes totales, |
3030 (±3530) |
56733 (±16254) |
0,31 |
Coliformes fecales, |
3030 (±3530) |
55805(±162797) |
0,32 |
Caudal |
5,91 (±4,93) |
11,2 (±9,75) |
0,12 |
En la tabla anterior puede observarse que las quebradas que
drenan zonas con uso ganadero presentaron mayores niveles de DBO,
sólidos suspendidos, turbiedad, nitrógeno amoniacal,
coliformes totales y coliformes fecales, seguidos de las quebradas
que drenan uso cafetero, mientras las boscosas presentaron los
niveles más bajos para estos parámetros.
Los mayores valores de DBO, Nitrógeno y coliformes en las
zonas ganaderas se presenta presumiblemente debido al depósito
de estiércol por el ganado directamente en los potreros, el
cual mediante la escorrentía aporta estos elementos a las
quebradas. Los sólidos totales y la turbiedad también
pueden ser un efecto directo de la perturbación que hace el
ganado que incrementa la erosión en las zonas de pastoreo y/o
que destruye los taludes y remueve el fondo de las quebradas, pues
en todas las microcuencas con ganado, éste tenía acceso
directo al cauce (Chará 2002). Sobre las características físicas del hábitat en
el tipo de flujo de la quebrada, se encontró una tendencia a
la homogeneización del cauce en las zonas dominadas por la
ganadería a través de labores de canalización. Esto
va en detrimento de una biota sana, pues al haber pocos
hábitats disponibles predominan las pocas especies que se
adapten a dichos hábitats (Chará 2002).
Al comparar la calidad del hábitat entre microcuencas con pasturas en las orillas y las que tenían cobertura de vegetación de bosque nativo, se encontraron diferencias en los tipos de substrato, tanto orgánico como inorgánico en las quebradas, en detrimento de la calidad del hábitat. Por sus características, este material es arrastrado fácilmente y sólo estimula la colonización de especies tolerantes a niveles bajos de oxígeno (Chará 2002).
Sobre la calidad del hábitat para la biota acuática, se construyó una tabla de puntuación teniendo en cuenta 13 características evaluadas. A cada una se le otorgó un puntaje entre 0 y 20, donde 0 es la peor condición y 20 la condición ideal. Las quebradas boscosas se utilizaron como referencia con las que se determinó el puntaje máximo obtenible en la zona. Las microcuencas que drenan zonas ganaderas y cafeteras obtuvieron respectivamente un 45 y 51% del puntaje para calidad de hábitat. Características como la diversidad de piscinas, sinuosidad del cauce, protección de taludes y vegetación ribereña son las más críticas y de mayor peso para obtener un puntaje bajo en las quebradas bajo influencia ganadera (Chará 2002).
En forma complementaria a los análisis anteriores, se trabaja con indicadores biológicos como los macroinvertebrados acuáticos. Estos fueron identificados al nivel de género y/o morfoespecie. En total se capturaron ejemplares pertenecientes a 125 morfoespecies, 61 familias y 17 órdenes. En cuanto a los parámetros que miden abundancia de taxa, se encontró que las quebradas de zonas boscosas presentan los mejores valores para todos los índices, lo cual demuestra que poseen una población de macroinvertebrados más diversa que las quebradas de zonas cafeteras y ganaderas. Las medidas de composición presentan el porcentaje del total de organismos que pertenecen a cada orden evaluado (Chará 2002). Las larvas de los dípteros (moscas y zancudos), crecen en abundancia en los substratos lodosos y arenosos más comunes en las quebradas de zonas de potrero. Varias especies de este orden son hematófagas y algunos son vectores de enfermedades virales y parasitarias en animales y humanos. La mayoría de los dípteros en quebradas que drenan áreas ganaderas pertenecen a las familias Chironomidae y Ceratopogonidae (Chará 2002).
De acuerdo con los primeros resultados de esta
investigación se puede determinar que la ganadería de
pastoreo sin árboles, causa un impacto negativo de mayor
magnitud en todos los parámetros estudiados que la
caficultura, principalmente por sedimentación de los cauces y
aportes de materia orgánica, nutrientes y patógenos que
deterioran las corrientes de agua. Los análisis realizados
hasta el momento, permiten determinar que los macroinvertebrados
son sensibles a los cambios en el uso del suelo y por tanto son
unos buenos indicadores del impacto causado por actividades como la
ganadería sobre las quebradas (Chará 2002).
La reconversión ambiental de la ganadería es posible a
diferentes niveles de análisis y depende de los actores
sociales involucrados en las actividades productivas, su
capitalización, nivel empresarial, organización y cultura
así como de las características biofísicas y el
estado de los recursos naturales. Hay propuestas según el tipo
de situación y en general se recomienda una combinación
de estrategias educativas, tecnológicas, políticas y
económicas (Murgueitio 1999). Es posible realizar cambios importantes en los sistemas de
manejo ganadero que implican entre otras cosas su
intensificación, mayor productividad y generación de
bienes sociales y servicios ambientales (regulación
hídrica, captura de carbono, conservación de la
biodiversidad) en forma simultánea al incremento de la
cobertura vegetal, liberación de áreas críticas por
su deterioro o estratégicas por su valor como fuente de
servicios ambientales en especial todo lo relacionado con la
regulación del ciclo hídrológico a escala de predios
y de microcuencas. (Murgueitio 2002).
En zonas de ladera, los árboles asociados a las
praderas ganaderas ejercen un efecto protector adicional al retener
el suelo en las pendientes. La variedad de especies arbóreas
es importante porque se requieren raíces de diferentes
profundidades para retener el suelo en forma efectiva,
particularmente durante los aguaceros torrenciales. Además los
Sistemas Silvopastoriles (Ssp) generan beneficios adicionales para fincas
ganaderas y permiten un ahorro de combustibles fósiles y por lo tanto reducen
las emisiones de gases de invernadero en diversas formas (Calle et al 2001):
Teniendo en cuenta el tipo de deterioro causado a las fuentes
hídricas por las actividades pecuarias, se plantean las
siguientes recomendaciones (Chará 2002):
Con la aplicación del conjunto de estas
recomendaciones se mejoraría la capacidad de regular la oferta
hídrica, porque en la matriz del paisaje se incrementa la
cobertura vegetal. Esta a su vez genera efectos positivos
alamortiguar el área de captación y el curso de agua. Al
regular el exceso de escorrentía (regula caudales), se
retienen nutrientes y contaminantes además de otras funciones
como la protección del cauce y taludes en zonas pendientes y
orillas. Los sistemas de descontaminación productiva tienen como
principal característica el que extraen al máximo la
energía, materia orgánica y nutrientes presentes en las
aguas residuales mediante diferentes procesos físicos y
biológicos. Al retirar del agua estos recursos se logra que en
cada paso se vaya recuperando paulatinamente la calidad del
líquido. De esta forma se busca aprovechar todos los elementos
presentes en el estiércol tomándolo como un recurso y no
como un desperdicio.
Al nivel de finca lechera estos sistemas para residuos
orgánicos líquidos comprenden dos componentes:
biodigestor de flujo continuo de bajo costo y canales de plantas
macrófitas como buchón de agua o taruya (Eichhornia
crassipes), pistia, (Pistia stratiotes) y lenteja de agua
(Lemna minor). Con el paso por estos dos procesos se logra una
remoción de la Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO) y
de Sólidos Sedimentables Totales (SST) superior al 90% (Pedraza 1999).
Ante la inminencia de una mayor globalización de los productos de origen agropecuario con la consecuente caída de las escasas barreras que aún protegen a la leche y los derivados lácteos en la mayoría de los países latinoamericanos, cabe esperar una mayor pérdida de competitividad de los productores si no hacen cambios urgentes en su estructura de costos, en especial de insumos como alimentos concentrados, fertilizantes y genética especializada.
Para muchos pequeños y medianos productores quizá la única esperanza se encuentre en las cada vez más claras señales de la sociedad global que muestran un crecimiento emergente de mercados para productos ecológicos, naturales o amigables con el ambiente. Más que mayores precios por los productos, lo que se logrará son mercados estables y la rentabilidad estará en la producción más económica por unidad de superficie y de empresa. Si parte del sector lechero tropical quiere permanecer viable y en expansión en el futuro cercano, deberá basarse en una ganadería sostenible que aproveche con inteligencia el potencial de la naturaleza, reduzca los impactos ambientales y genere servicios ambientales.
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